Quetzal

Es doloroso perder un amor, pero es más doloroso perder a un amigo cuando no era su tiempo.

Lo conocí en el Jardín de niños, éramos muy buenos amigos, nuestra familia eran amigas mutuos y nos tocó convivir en viajes por ruinas y era tan lindo, estábamos tan llenos de inocencia.

Es increíble que una persona tan llena de amor y tan amada se vaya tan repentinamente, todas las cosas que se quedan atrás, todo lo que parecía un futuro tan brillante, queda atrás por un descuido, no debió ser así.

No sé si el sentimiento que tengo de haber perdido un té helado con él sea de remordimiento, quizá sea tristeza de no haber estado con él porque ya no habrá otra oportunidad.

La vida de verdad se puede ir en un instante, en cualquiera, sin razón alguna. Yo sé que él aprovechó cada momento, pero es triste que la vida se te vaya cuando estás en la cumbre. No sé dónde esté, qué hace, si nos mira, si está con nosotros.

La muerte no es inevitable, toma tu vida cuando menos lo esperas, quizá en el momento menos preciso, sólo nos queda el dejar huella en los demás, me pregunto si yo lo hago o lo haré, me pregunto si necesitamos morir para saber realmente quiénes son los que nos aman.

Descansa en paz, Quetzal.